miércoles, 30 de marzo de 2011

         El Barman, no debe ser considerado un simple mezclador de bebidas, ni tampoco un empleado común que se dedica a tal tarea.
            Al Barman se le puede comparar con un artista, que se encuentra situado atrás de su paleta de colores, implementos y accesorios, el cual cada uno de ellos le brindan sus más brillantes colores cuando se combinan con la experiencia e inspiración lo cual obliga al Barman dar lo mejor de sí mismo, también se halla frente a su público, al que debe descifrar de acuerdo con el momento y el carácter.
            Para lograrlo se necesita algo más que una gran experiencia o el conocimiento del elemento humano y la sensibilidad necesaria para comprender a cada uno. Más de una vez el barman se encuentra frente a desconocidos que luego de la segunda o tercera copa, el cliente le agarra confianza ¿efecto del alcohol? ¡En parte!, pero también efecto de la simpatía que ha logrado inspirar gracias a sus conocimientos y experiencias. El Barman en contacto directo y permanente con el público, debe cuidar especialmente su aspecto y paralelamente el de su trato. Debe ser cordial, tolerante, atento, respetuoso, precavido, correcto. Ni demasiado afectuoso, ni demasiado serio. Esta es la función específica de un Barman.
            Pero todo esto se equilibra si el Barman es responsable y sensato, ya que está trabajando con bebidas alcohólicas, que mal manipuladas pueden producir mucho daño y perjudicar al cliente.
            Para ello debe tener un amplio conocimiento de todos los implementos y accesorios que se encuentra en la barra, desde una coctelera hasta la más exótica bebida, como utilizarlo y como sacarle provecho, generando así un prestigio personal.

Bienvenidos al Mundo Bartender.
Hugo Landaeta